La dupla se formó en 2010 y pronto el doble par del remo argentino logró resultados de nivel. Al oro en los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 le siguió el memorable cuarto puesto, con diploma olímpico incluído, en Londres 2012.
Ariel Suárez y Cristian Rosso están en la elite de su deporte y liderarán al remo nacional en los Juegos Odesur, aunque piensan en grande hasta Río de Janeiro 2016.
“En Santiago de Chile el equipo va a andar bien, hizo un salto de calidad y eso se verá reflejado”, comenta Suárez. Y su compañero se suma al diálogo con Clarín: “El crecimiento es producto del nuevo plan de entrenamiento implementado por el francés Jean Raymond Peltier, quien trabaja con nosotros desde mitad de 2013”.
La dupla tiene como máximo desafío de 2014 al Mundial de Holanda, en agosto. “La preparación incluye los Odesur, en menor medida, y las Copas del Mundo en Francia (junio) y en Suiza (julio). Esas dos regatas serán un parámetro cierto del nivel con el que vamos a llegar a Holanda. Nos van a servir para mejorar detalles”, afirma Rosso.
El quinto puesto en el Mundial de Corea del Sur del año pasado los afianzó entre los mejores. “Hace un par de años nos dimos cuenta de que nuestro nivel físico era mejor y que nos estábamos acercando a los de arriba.
Ahora sabemos que le podemos ganar a cualquiera ”, asegura Rosso. Y amplía: “ Este año queremos ir a ganar.
Los que hicieron medalla en 2013 son botes a los que ya derrotamos. Si ellos pudieron dar ese salto de calidad mental, nosotros también podemos, porque tenemos la experiencia y el entrenamiento”. Suárez completa la idea: “Antes pensábamos en clasificarnos a la final. Ahora queremos una medalla”.
La prioridad número uno es Río de Janeiro 2016. Y más allá de los resultados que vayan a obtener de acá hasta la cita olímpica, todo es parte de la preparación para su máximo objetivo. “Queremos estar perfectos física y técnicamente”, cuenta Ariel. Y, como si estuvieran remando, Cristian lo complementa: “Tuvimos una experiencia espectacular en Londres y queremos vivir una mejor en Río”.
Aunque les depara un largo y sinuoso trayecto hasta Río, ellos sueñan con subirse a un podio. Tal como lo lograron Julio Curatella-Horacio Podestá (bronce en Berlín 1936) y Tranquilo Capozzo-Eduardo Guerrero (oro en Helsinki 1952).
“Si bien estábamos contentos con el cuarto puesto de Londres, nos quedó la espina clavada de no haber podido conseguir algo más ”, sostiene Suárez. ¿Cómo lograrlo? Es Rosso quien responde: “ Hay que seguir teniendo ese hambre. Eso es lo que nos va a llevar a ser campeones olímpicos ”.
Pese a los muchos viajes y entrenamientos que comparten, que podrían erosionar la relación, ellos aseguran que todo anda sin problemas. “Nos llevamos muy bien porque los dos trabajamos para el mismo objetivo”, relata el marplatense. Suárez, por su parte, cuenta que además impusieron sus reglas: “A mí me gusta el aire acondicionado y a él no. Entonces sé que hasta una hora se puede prender y después no. Y a las 22 se apaga la luz”.
Ambos coinciden en que son igualmente estrictos con el entrenamiento. “El es más impulsivo y yo más tranquilo. El me despierta cuando estoy dormido y yo lo tranquilizo cuando está alterado”, dice Suárez. “Pero siempre se piensa lo mejor para el bote”, aclara.
Es que ellos reman a lo grande y sus objetivos están claros. Claros como el agua.
Hernán Goldzycher